Hablar de salud sexual va mucho más allá del uso del preservativo o de evitar embarazos no deseados. Implica un compromiso profundo con nuestro cuerpo, nuestras emociones, nuestros deseos y el respeto por los de los demás. La salud sexual es un derecho humano y una dimensión clave del bienestar integral.
A continuación, exploramos algunas de las recomendaciones esenciales para cuidar nuestra salud sexual, sin importar nuestra edad, orientación o estado civil.
1. Infórmate: el conocimiento es poder
La información veraz, científica y sin tabúes es el primer paso para tomar decisiones responsables. Conocer cómo funciona tu cuerpo, qué métodos anticonceptivos existen, cuáles son los riesgos de las ITS (infecciones de transmisión sexual), y cómo se viven los ciclos del deseo, te permite vivir tu sexualidad de forma libre y segura.
📌 Recomendación: consulta fuentes confiables, evita mitos y no temas hablar con profesionales de la salud o terapeutas especializados.
2. El consentimiento no es negociable
Toda experiencia sexual debe ser consensuada. Eso significa que ambas personas estén de acuerdo libremente, sin presión, culpa ni manipulación. El consentimiento se puede retirar en cualquier momento y nunca debe asumirse por defecto.
✔️ Si no hay un “sí” claro, informado y entusiasta, la respuesta es no.
3. Cuida tu cuerpo y el de los demás
El uso de protección, como preservativos masculinos o femeninos, sigue siendo una de las formas más efectivas de evitar ITS y embarazos no planificados. Pero también es cuidar del otro: hacerte chequeos periódicos, conversar sobre tu historial sexual o respetar los tiempos y límites del otro.
💡 La salud sexual también se cultiva desde el autocuidado y la responsabilidad compartida.
4. Explora tu sexualidad con libertad (y sin culpa)
Conocerte, saber qué te gusta, cómo te conectas con tu deseo y de qué forma vives el placer también es parte del bienestar sexual. La autoexploración y el diálogo honesto con tu pareja te ayudarán a construir vínculos más auténticos y satisfactorios.
🌸 Tu placer importa. Tu voz también.
5. No ignores la dimensión emocional
La sexualidad no ocurre en un vacío. Tus experiencias pasadas, tus creencias, tu salud mental y tu nivel de autoestima influyen en tu forma de vincularte. Por eso es tan importante cuidar también la dimensión emocional de tus relaciones íntimas.
💬 Pregúntate: ¿me siento segura/o?, ¿estoy actuando desde el deseo o desde la presión?, ¿me estoy escuchando?
6. Actualízate, incluso si ya “lo sabes”
La salud sexual no es un conocimiento que se adquiere una vez y ya. Cambian los métodos, las formas de relacionarnos, nuestros cuerpos, las leyes… Por eso, actualizarse, abrirse a nuevas conversaciones y seguir aprendiendo es parte del camino.
En resumen
Cuidar tu salud sexual es un acto de amor propio y de responsabilidad con quienes eliges compartir tu intimidad. No se trata solo de “prevenir” sino de cultivar relaciones más conscientes, respetuosas y placenteras.
La sexualidad no debería vivirse con miedo ni vergüenza, sino como un espacio de bienestar, autonomía y disfrute. Empieza por ti, infórmate, comunícate con claridad y date permiso para explorar con cuidado y libertad.